La voz de la minoría

Después de muchas demoras, Green Day volvió a presentarse en Argentina. Punk para todos los gustos y edades, a cargo de este trío californiano.



Lo temporal es un factor que siempre generó curiosidad. ¿Cómo es que tantas agrupaciones visitan el país y una con tanta demanda se hace rogar?. Tras la llegada en aquel concierto de Parque Sarmiento en 1998, recién volvieron con una presentación en Costanera doce años más tarde. Ahora, arribaron a Vélez (el primero en Estadio propiamente dicho) con otros siete años de demora. La explicación radicaría en su ¿fiaca? para moverse fuera del territorio estadounidense (y más aún si tienen que ir al hemisferio sur). Eso cobra sentido si repasamos que visitaron un país vecino como México sólo en cuatro ocasiones.

El espectáculo comenzó antes de los primeros acordes. "Bohemian Rhapsody" sonó entera y se repitió la secuencia de todo el tour, con la audiencia siguiéndola. A continuación "Blitzkrieg Bop" y "Así habló Zaratustra" dieron lugar a la salida del grupo.



Apareció Tre Cool primero, secundado por sus compañeros. Enseguida, la batería dio inicio a un tema ideal para empezar una batalla: "Know your enemy" se hizo presente y la euforia encontró un catalizador. Hubo tiempo para que un fan cante y le coma la boca al frontman. Luego siguieron con "Bang Bang" y "Revolution Radio", para meterse de lleno en el último trabajo de la banda. Enseguida, una sucesión de temas que incluyó a "Holiday" y "Boulevard of Broken Dreams" metió a los no-fanáticos nuevamente en carrera. "Longwiew" permitió otro contacto con los fans: una chica subió, besó al cantante y esbozó parte de la canción.

Como en las otras veces que pisaron el país, no dejaron que los hits borraran de la lista a los temas de los inicios. Aparecieron "2000 Light Years Away", "Armatage Shanks", "F.O.D.", "Scattered" y el celebrado "Hitchin' a Ride". Billy Joe no se cansó de recordarle a la audiencia cada una de sus sensaciones. Por más trilladas que se oyeran, eran bien recibidas. Resonaron algunas como "Vivan aquí hoy, no más selfies” y "No más políticos mentirosos, esto no es una reunión política, es una celebración sobre el amor”.

"Waiting", "She" y "Minority" fueron parte de esa catarata de hits que seguía fluyendo. En "Knowledge" subió otro espectador, tras un intento fallido y rápidamente descartado. Juan no sólo tocó y cantó, sino que se llevó la guitarra que el líder de Green Day le había prestado. Una mezcla de envidia y alegría invadió a la gente, que se ponía en el lugar del afortunado seguidor y celebraba.



A todo esto, la pantalla de fondo seguía cumpliendo su parte e iba mutando según los climas de las canciones. La energía inagotable de Tre Cool iba de la mano del sólido sonido de Mike Dirnt en el bajo. Ese tandem tan fresco como ajustado representa el alma de la banda. Acompañando también se hacía sentir la colaboración de Jason White en la guitarra, ostentando el claro status de cuarto miembro del grupo (que se hizo oficial en un documental hace unos años).

Con "Basket Case", un medley y las recientes "Still Breathing" y "Forever Now" se cerró el concierto. Por supuesto, hubo lugar para previsibles bises: las movilizantes "American Idiot" y "Jesus of Suburbia" y las reflexivas "21 Guns" y "Good Ridance". A esa altura, sólo quedaba el cantante y los otros miembros llegaron sobre el cierre para acompañar la despedida.

Se fue otra vez Green Day dejando una estela explosiva, una parva de hits, baladas y fundamentalmente buenas canciones. Si nos basamos en la efusividad expuesta, deberíamos esperarlos pronto de nuevo. Pero lo más prudente será mentalizarse para otro largo período. Are We The Waiting.

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