El 20 de diciembre de 1989, en pleno colapso de la URSS (que los
dejaba como única potencia en pie), el ejército de EE.UU. invadió Panamá
con el pretexto de agarrar a Manuel Noriega, un milico que gobernaba de
facto. Como en todos los casos de este tipo, el fulano había colaborado
estrechamente con la CIA y los yanquis lo usaron hasta que dejó de
resultarles útil. Ahí, en nombre de la democracia y los derechos
humanos, desplegaron sus fuerzas para sacarlo del medio. Lo curioso
fue el nombre de la operación. La llamaron "Just Cause" (Causa justa),
pero sonaba igual que "Just 'cause" (abreviatura de "because") que se
leería como "Sólo porque sí".
¿Las víctimas? 3000 panameños muertos y otros 20.000 que se quedaron
sin hogar, peones de los distintos partidos de ajedrez que Estados
Unidos juega con el resto del mundo. La excusa fue por vínculos del
dictador con el narcotráfico, relaciones que en la tierra de Trump
conocían perfectamente y avalaron hasta ese día. La realidad es que
querían anular tratados firmados sobre el Canal de Panamá, así como les
resultaba más cómodo poner a otro en su lugar y manejarlo.
El
martes, en las eliminatorias de CONCACAF, Panamá logró ganarle con un
gol inexistente a Costa Rica. Y aprovechando la derrota de EE.UU. (que
lo había goleado 4-0 unos días antes) se metió en Rusia 2018, su primer
mundial. Aunque los del Tío Sam van a quejarse del tanto que no fue y
pretenden entrar por escritorio. Como el nene malcriado que son, que no
tolera que le digan que no.
Pese a eso, no irán a la Copa. 29 años después, en la mismísima Rusia, la cenicienta de CONCACAF saboreará una pequeña revancha y los gringos deberán mirarlo por TV.
Tal vez, desde un canal de Panamá.
Pese a eso, no irán a la Copa. 29 años después, en la mismísima Rusia, la cenicienta de CONCACAF saboreará una pequeña revancha y los gringos deberán mirarlo por TV.
Tal vez, desde un canal de Panamá.
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