In the name of gol

La cuarta visita de U2 a la Argentina comenzó entreverada con el fútbol, pasión nacional por excelencia. Pero los de Dublin no se quedaron atrás

La noticia recorrió las redes sociales con velocidad. La resignación que miles portaban sabiendo que asistir a ver a U2 los condenaba a no poder saber el destino de la selección comandada por Messi encontraba un sosiego: los irlandeses habían aceptado salir a escena más tarde. Todo para que estos sudamericanos enajenados pudieran darle rienda suelta a uno de sus ritos paganos.


Pasada la euforia, la banda no dio lugar al festejo. Terminó el partido, se apagaron las luces y "Sunday Bloody Sunday" se hizo presente. A diferencia del impacto negativo en el inicio del encuentro deportivo, acá el arranque fue con un golpe a favor.




Ese gran comienzo se vio reafirmado con "New Year's Day", "Bad" (guiño a Bowie) y "Pride (In the name of love)". Terminados los preparativos, la gran pantalla se hizo presente a partir del comienzo de "The Joshua Three". El disco sonó entero, en el orden correspondiente y de forma fresca, dinámica. Aparentando mucho menos de los 30 años que acusa y con mensajes firmes que hoy se torna necesario repetir.


Algunas de las particularidades de ese rato fueron la primera mención a Messi (antes de comenzar dicho set), la aparición de "Stand by me" tras "I Still Haven't Found What I'm Looking For" y algunos coqueteos reversionando "Bullet the Blue Sky" y "Exit". El disco (obviamente) se cerró con "Mothers of the Disappeared", canción que por conocidas razones (y acciones) cobra un  significado muy especial en estas tierras. Las pantallas, con mujeres de mirada firme sosteniendo velas, era bastante elocuente respecto a intenciones y declamaciones.




Concluído este acto, salieron a despabilar con un combo demoledor. La tierna "Beautiful Day" vino acompañada de dos hits potentes como "Elevation" y "Vertigo" que dejaron indiferentes a muy pocos. El nuevo single, "You're the Best Thing About Me" permitió identificar a los fanáticos entre quienes sabían la letra de esta melodía alegre.

"Ultraviolet (Light My Way)" fue la antesala del final, con imágenes de mujeres "destacadas" de todo ámbito y lugar del mundo. Selección discutible si las hay (Hubo desde guiños a Argentina con Mercedes Sosa, Susana Trimarco, Evita y María Elena Walsh hasta fotos de Merkel, Hillary, Bachellet y La Madre Teresa de Calcuta). Independientemente de las coincidencias ideológicas (es difícil terminar de tenerlas ante alguien tan "politicamente correcto" como Bono), el mensaje llegó a destino. Y vino bien recordar la valía y coraje de las mujeres en un contexto nacional tan marcado por femicidios y violencia de género.


El cierre estuvo a cargo de una emocionante versión de "One", que aún es capaz de tocar fibras con su simpleza. La voz del cantante aún estaba en condiciones a esa altura de hacerle honores a tremenda pieza y el resultado no pudo ser mejor. Y si a eso le sumamos la solidez de Adam Clayton en el bajo, la contundente sobriedad de Larry Mullen Jr. en la batería y la guitarra de The Edge dibujando arco iris sonoros a cada paso, un mal show sólo podía hacerse presente en una dimensión paralela.




Se fue el primero de los dos shows de U2 versión 2017. Volvió la iluminación, comenzó a cantar John Lennon y hubo que volver a casa. De a poco fuimos recordando a Messi: era ese que Bono insistió en tributar durante el recital, aunque el que generaba los gritos era él.

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