Secretos en la montaña

Llegué a Ozark a partir de los trailers que la venían anunciando. La arranqué de casualidad la noche del 21 cuando subieron los diez capítulos. Que haya comenzado de madrugada consumiendo casi tres de ellos, habla en buena medida de la calidad del producto.

Esta serie trata de una especie de asesor económico llamado Martin Byrde (Jason Bateman), quien de un día para el otro pasa de tener una vida tranquila (si es que así se le puede llamar al hecho de lavar plata para el segundo cartel más grande de México) a sufrir por conservarla. Tiene un socio que se equivoca y ocasiona que sea él quien deba enmendar las cosas. Por azar o quien sabe qué, logra un salvoconducto: irse de Chicago hacia Ozark, un pueblo de las zonas montañosas de EE.UU. que apenas es digno para vacacionar o ir a pescar eventualmente.

Allí deberá ocuparse de lavar en lo inmediato ocho millones de dólares para probar que es capaz de sustentar el negocio y mantenerse vivo. Luego, le esperaban cifras muy superiores como desafío hasta salvar su cabeza. El problema es que en ese lugar sobra la gente con dobles y hasta triples intenciones, que no ve con buenos ojos que un tipo de la gran ciudad pueda usar su dinero libremente ahí. Y le van a hacer pagar de muchas maneras un derecho de piso. Hay personajes que sobran, pero varios otros que hacen sobrar al resto por lo intensos y bien laburados e interpretados que están. Mientras va lidiando con eso, sus hijos se tornan cada vez más problemáticos y se adaptan de forma dispar al entorno. Su mujer, con quien venía en una seria crisis, deberá acudir a su rescate más de una vez. Van poniendo a prueba constantemente los alcances de la relación.


La primer referencia obvia e ineludible es Breaking Bad. Por supuesto, ahí vemos a un hombre de vida apacible transformarse en un genio del mundo de las drogas y mafioso como pocos. Sin embargo, en Ozark tenemos a un tipo que accede a trabajar para narcotraficantes. No es llevado por las circunstancias, sino que se presta voluntario. Pese a eso, su rutina casi ni se ve alterada. Esta historia arranca de a poco, pero con la decena de episodios se permite ir al pasado, expandir el presente y atar cabos sueltos de tiempos no muy lejanos. No se vuelve predecible y mantiene la tensión hasta el final. Se desconoce si tendrá una (merecida) segunda temporada, pero se ganó por identidad propia que la primera sea un "la vi" multiplicado por miiles de veces.

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