Periodismo de periodistas de escuelas de periodismo.


Ingrid Beck y Paula Rodríguez son dos periodistas recibidas en TEA que hoy dirigen TEA ARTE. Ambas fueron caras visibles de "Ni una menos" (Beck como portavoz, Rodríguez como autora del libro homónimo). En estos días son noticia por el escándalo desatado a partir de las declaraciones de Gustavo Cordera en una charla de la institución que comandan.

El tema trascendió desde la difusión de algunas frases por el posteo de un alumno. Cuando el ex líder de Bersuit dijo las barbaridades que emanó, la primer respuesta del establecimiento fue espantosa. Salieron a decir que hay una "norma explícita de no publicar el contenido" de las prácticas. Una escuela de periodismo cuestionando que un pibe haga periodismo. Obviando la enorme trascendencia y gravedad de lo que se había dicho. Después, borraron con el codo lo que escribieron con la mano. Tras señalar la obligatoriedad de "no divulgar" y verse acorralados porque en la web SI hay muchísimo material de otros invitados (subidos por TEA), salieron a dar las explicaciones que en el primer comunicado dijeron que no iban a dar. 


Ingrid Beck se paseó por todas las radios y programas de TV, aprovechando sus amistades, que no sólo le brindaron espacio sino que le tiraron todos los centros posibles, recordándole a la audiencia su valía por haber accionado contra la violencia de género. Buscando sacralizarla, como si las buenas acciones te eximieran de todo error futuro. Ambas fueron defendidas intensamente ayer por la cofradía periodística progre y por la feminista también, pese a que ambos espacios fueron de los más perjudicados.


Está claro que fue un error no accionar y es válido disculparse. Pero antes que la información circulara, TEA ARTE le agradeció a Cordera por la entrevista y no exhibió cuestionamiento alguno. Cuando tomó estado público, primero eligió cubrirlo, amparándose en un burdo reglamento que no tiene razón de ser en quienes enseñan a manejarse en los medios. Después, llegaron las excusas y hasta un poco de victimización, teniendo que leer que se buscaba deslegitimar su lucha feminista o que se las atacaba a ellas (por mujeres) más que al propio músico. El cantante tuvo su escrache público ayer y lo seguirá teniendo, de hecho hasta le cancelaron contratos. TEA, como institución, debería hacerse cargo del mamarracho de ayer, donde cuidó las amistades (con sus invitados) por sobre la ética periodística.

Sus directoras, de mínima, deberían dejar de ser las exponentes de "Ni una menos". Eso, si pensaran en lo importante del asunto y lo mucho que lo daña lo que avalaron, por acción u omisión.

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